Juego

Estamos yendo por un camino problemático – nuestra cultura se ha estructurado de tal manera que opone la dimensión del juego a la dimensión del trabajo, la de la diversión a la de la productividad. Al mismo tiempo, cada vez más se profundiza la idea de que vivimos para producir, de que todo nuestro tiempo debe ser productivo, que debemos ser competitivos para sobrevivir en un mundo en el cual todos están luchando unos contra otros por escasos recursos. Hemos construido sistemas educativos basados en la misma idea: el juego es para la hora del recreo, pero en los salones de clase, los alumnos deben procesar cognitivamente contenidos curriculares de maneras más o menos homogéneas, deben asimilarse progresivamente al aparato productivo.

Tan sólo en los últimos años, y de a pocos, la importancia de la dimensión del juego está siendo entendida y valorada. Navegando entre las charlas de TED en YouTube, encontré la siguiente charla de Stuart Brown, quien presenta los diferentes aspectos por los cuales el juego es importante: por cómo contribuye a nuestra supervivencia, a nuestra adaptación, a nuestro aprendizaje, etc., y no sólo el juego en los niños, sino el juego en todas las etapas de la vida.

La charla de Brown es sumamente sugerente e ilustrativa tanto de los efectos de jugar en nuestras psicologías, como de la manera como nos hemos alejado de la dimensión de jugar como algo con un significado en sí mismo. Las consecuencias de esto se muestran cada vez más como algo problemático, y en muchos caso, en cómo la ausencia de la dimensión del juego en etapas tempranas del desarrollo resulta en individuos prácticamente atrofiados en funciones básicas como la creatividad y la resolución de problemas. Pero lo que parece ser una buena noticia es que la misma actividad de juego puede servir para aliviar este problema. Al jugar, estimulamos la corteza prefrontal del cerebro, que es aquella básicamente responsable de nuestra toma de decisiones y fuertemente asociada a nuestro comportamiento emocional. Al desarrollar nuestra corteza prefrontal mediante el juego, fortalecemos nuestra capacidad para tomar decisiones y para estructurar planes que involucran al futuro.

Tengo muchas más ideas que procesar sobre este tema. Desde la importancia filosófica que cobra la dimensión del juego (desde la idea nietzscheana del superhombre como un niño que juega a crear valores, pasando por Wittgenstein y los juegos del lenguaje y más), hasta la importancia educativa del juego y de cómo lo incorporamos a nuestra cultura. Un proyecto en el que vengo trabajando con unos amigos es el de incorporar este aparato teórico a una nueva iniciativa, bastante exploratoria al inicio, sobre la cultura de los videojuegos en el Perú. Siendo uno de los nuevos medios más importantes en alcance, y como industria, vale la pena detenernos a considerar desde una perspectiva amplia el significado que están cobrando los videojuegos en el Perú, y como podemos sacar lo mejor de ellos. Con un poco de suerte, en las próximas semanas tendremos ideas un poco mejor estructuradas al respecto que poder compartir.

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