Tetralogía

Hoy día, este blog cumple cuatro años, y me está costando mucho créermelo.

Siento que fue hace realmente poco que estaba escribiendo el post por el tercer aniversario, y ya estoy aquí escribiendo el siguiente.

Este blog me ha acompañado ya durante mucho tiempo, y muchas transiciones – lo empecé cuando estaba terminando la carrera de filosofía como una manera de ir soltando algunas ideas y explorando algunos intereses. Desde entonces se ha mantenido como mi vínculo con una serie de temas con los que estoy vinculado y que quiero seguir investigando, me ha permitido ir evolucionando ideas y conectarme con otras personas interesadas y ha sido una experiencia sumamente gratificante.

Siento que es tiempo de hacer algunos cambios aquí. Me gustaría mudar este blog a su propio dominio, a un servidor independiente donde pueda jugar más con el diseño y la configuración, agregar secciones, etc. Especialmente me gustaría poder agregar espacios donde publicar trabajos y textos, varios que tengo desde la época de la universidad y que me gustaría compilar en alguna parte, y también poder tener un espacio donde ir desarrollando un poco más sistemáticamente ideas y textos nuevos.

Pero todavía no tomo la decisión final sobre cuál será la siguiente iteración de Castor Ex Machina como espacio o como proyecto o como lo que fuera. Por lo pronto, sigo sorprendido de estar celebrando el cuarto aniversario. Gracias a todos los que me acompañan por, bueno, acompañarme, y sepan que en verdad aprecio todos sus aportes en los comentarios, o por correo electrónico o Twitter.

El dilema del erizo: Evangelion como narrativa existencialista

El Shin Bunka Yugo Club me invitó a participar ayer del evento «You Could (Not) Understand«, un conversatorio en el que se expusieron varias interpretaciones sobre Neon Genesis Evangelion desde un análisis académico. Aunque no pude estar presente en el evento físicamente, felizmente estuvieron dispuestos a dejarme participar a distancia – en este caso, enviando mi presentación grabada previamente en un video.

De modo que comparto aquí también la presentación que preparé, aunque aún no me llegan noticias de qué tal habrá funcionado en vivo. La presentación lleva el título de «El dilema del erizo: el valor de (no) estar solo», y en ella intento explorar la idea de Evangelion como una narrativa existencialista que explora la tensión que existe entre el querer vincularnos a otros y el querer mantener nuestro espacio personal, y como intentar diluir esa tensión es una ilusión que niega algo estructural a la experiencia humana misma – algo que queda claramente reflejado en el proyecto de instrumentalización humana dentro de la serie, que trato aquí de comparar con los discursos de conexión y unidad global que también nos pretenden dar la idea de poder diluir la tensión propia de la coexistencia humana.

Todo gira en torno al problema del dilema del erizo, un tema que recorre la serie y las relaciones de los personajes y que ilustra el conflicto que significa acercarnos a los demás y exponernos a que nos hagan daño, o preservar nuestro propio espacio personal pero quedarnos solos.

Evangelion da para muchísimo análisis y reflexión, y con esto no pretendo más que abrir algunas líneas y preguntas que se pueden luego explorar y desentrañar muchísimo más, así que espero que les guste la presentación.

Por si están interesados, hay un par de eventos más del Shin Bunka Yugo Club de los cuales he participado antes también:

 

Observaciones porteñas, 1

Ahora que ya tengo casi un mes instalándome aquí en la margen del Río de la Plata, y que empiezo a acostumbrarme a algunas cosas, creo que puedo empezar a compilar algunas observaciones de cómo son las cosas diferentes por aquí. Comparando, por supuesto, con aquello que conozco, es decir cosas similares en Lima, Perú, y claro, algunas cosas son mejores, otras son peores, pero en líneas generales muchas cosas son diferentes.

  • Lamentablemente en Buenos Aires no hay Bembos (aún, espero). Pero el «equivalente» a la Bembos Kobe, la hamburguesa premium de carne delux estilo japonés que vende Bembos, es aquí la McDonalds Angus, con carne estilo americano. Muy buena (aunque particularmente prefiero la Kobe), y en general, el McDonalds aquí es más rico porque, bueno, usa carne argentina.
  • Los supermercados son raros. Creo que tantos años de Wong (el de antaño, además) nos han acostumbrado a un nivel de servicio que no existe en ninguna otra parte – todo es mucho más «autoservicio» por aquí, nadie que te ayude, los locales son más desordenados, y no es raro encontrar los anaqueles vacíos de productos porque no han sido re-stockeados.
  • En la misma línea, bueno, los productos son diferentes. La sección pescados es una burla. Pero la sección carnes es espectacular, todo tipo de cortes, todo tipo de tamaños, y aunque por el tema de la inflación ya no está taaan barato, sigue estando bastante barato.
  • La mayonesa es horrible.
  • Todo tiene delivery, virtualmente cualquier restaurante, o tienda, sin importar el tamaño, tiene delivery dentro de un radio de unas cuadras a la redonda. Esto también es cierto de los supermercados: uno puede ir, hacer sus compras, pagar un poquito extra, y todo lo que compró se lo llevan a uno a casa unos 20 minutos después. Excelente si uno está solo y tiene que comprar mucho, para no tener que matarse cargando bolsas.
  • Comprar tecnología es carísimo, por los impuestos de importación, que incrementan casi en 50% el costo de cualquier producto tecnológico no manufacturado en la Argentina. Lo cual no sirve de mucho al consumidor, porque igual los productos manufacturados en la Argentina son carísimos – de no ser por el riesgo, en realidad a uno le sale más barato traerse tecnología del extranjero que comprarla aquí. La diferencia es ridícula, y hace que en términos generales, el universo de dispositivos cotidianos que uno ve se vea relativamente atrasado.
  • Cosa curiosa es que en términos de marcas, lo que uno ve por aquí es bastante diferente a lo que uno está acostumbrado cuando le da la cara al océano Pacífico. En autos, es raro ver por aquí Toyotas o Nissans o demás marcas japonesas o coreanas – la mayoría son más bien marcas europeas o americanas (Ford, Fiat, Renault, Peugeot, Citroen), aunque producidas localmente. Lo mismo ocurre con la electrónica: marcas como Samsung o LG, que son consideradas totalmente comunes y cotidianas en Lima, acá son más bien «high end» y más caras. En cambio aquí circulan más marcas como Phillips y varias que me dan un poco de miedo, como Noblex o Sanyo.
  • El tamaño personal de la Coca-Cola aquí es de 600ml, no de 400ml.
  • Los bancos no tienen ningún sentido. Primero, sólo trabajan de lunes a viernes, de 10am a 3pm. Pero además, son terriblemente ineficientes, o innecesariamente burocráticos. En Lima, abrir una cuenta de ahorros tomará unos 20 minutos de hacer cola, llenar papeles, hacer un depósito y salir del banco con una tarjeta de débito activada. Aquí, me ha tomado una semana de espera, dos visitas al banco, y entre 2 y 3 horas de trámite para hacer el mismo proceso. Y no hay nada ni remotamente parecido a tener Interbank en cualquier Vivanda, de lunes a domingo de 9am a 9pm. Nos han engreído demasiado en ese sentido.
  • Finalmente, para cerrar por ahora, está el tema de la inflación. Está en el aire, uno la respira, como el calor que ya empieza a subir y subir. Pero me parece muy interesante que aquí se construyen día a día diferentes estrategias para sacarle un poco la vuelta y encontrar la manera de ahorrar, y sumando por aquí y por allá uno termina ahorrando una cantidad sustancial. La clave en esto parecen ser las promociones de los bancos y los programas de descuentos. Según el banco con el que uno está, tiene una serie de descuentos en varios tipos de tiendas – por ejemplo, 20% comprando cierto día en cierta marca de supermercados, 0 20% en compras electrónicas en tal tienda. Y con estos descuentos mensualmente uno empieza a sumar cantidades nada despreciables. Otra cosa que los bancos promocionan mucho con esto es la compra a cuotas sin intereses (que hasta donde he podido ver realmente es sin intereses), con lo cual la compra carísima del televisor LED se fracciona en 30 cuotas que casi no se sienten (supuestamente). Además, por ley hay un incentivo a la bancarización por el cual todas las compras hechas con tarjeta de débito reciben un reembolso del 5% del IVA (el equivalente al IGV peruano), que aquí es de 21%. Con lo cual por el simple de hecho comprar con tarjeta, uno ya se está ahorrando 5% de todo lo que consuma.
  • La otra opción muy utilizada son diferentes programas de descuentos, como los de los bancos, pero también hay otros, como por ejemplo descuentos por ser suscriptor de cierto diario, por ser cliente frecuente de algunas tiendas, o incluso promociones nuevas que están apareciendo a través de sitios como Groupon (que también está disponible en Lima) y una enorme variedad de clones suyos que están apareciendo. Con estos otros descuentos uno también puede ahorrarse un montón de plata sobre todo para actividades de entretenimiento como conciertos, cenas en restaurantes, teatro, etc. Estrategias de supervivencia.

Seguiré observando y les cuento que encuentro.

Jugando con la nube

Ayer estuve jugando un rato con el servicio de Amazon Web Services. Han anunciado una nueva opción para probar una cierta cantidad de procesamiento, gratuitamente, por un año, que está excelente para probarlo.

Me explico: AWS es una plataforma de computación en la nube, donde se pueden crear «instancias» de procesamiento para cualquier fin que nos venga en gana, pagando solamente por los recursos que consumamos (el tiempo que la instancia está en ejecución, la cantidad de espacio de almacenamiento utilizado, el ancho de banda consumido, etc.). Una instancia es, básicamente, un servidor virtual: funciona lógicamente y externamente como un servidor, pero no hay nunca un servidor físico en ninguna parte. Dentro de la plataforma de Amazon, se crea este servidor virtual que existe mientras nosotros queramos, y cuando lo apagamos, desaparece.

Esto quiere decir que puedo tener mi propio servidor, o mi propia granja de servidores, sin tener que preocuparme por construir toda la infraestructura que eso requeriría físicamente. Puedo lanzar una instancia, y si necesito mayor capacidad, pues lanzo una nueva instancia, y así sucesivamente. Y Amazon me cobra por la cantidad de recursos que utilizo durante el tiempo que los utilizo.

El procedimiento es bastante sencillo, pero no deja de tener sus complicaciones. Uno tiene que registrarse en la página web de AWS y empezar a suscribirse a los diferentes servicios, para lo cual tiene que indicar un número válido de tarjeta de crédito (hay una cantidad de recursos básica que es gratuita, y por encima de ellos Amazon empieza a cobrar según el consumo). Luego de activar los servicios básicos – Elastic Computing, Simple Storage, etc. – podemos empezar a lanzar instancias desde la consola de administración web, y es genial. Desde allí uno puede lanzar su propio pequeño, o gran, servidor, y conectarse a él vía terminal (SSH).

Sí, eso quiere decir que toda la administración se hace vía la consola de texto, con un sistema operativo Linux (a menos que uno escoja pagar por un sistema operativo diferente, que también es posible). A partir de ahí, uno puede escoger instalar programas en el servidor (por ejemplo, un servidor web como Apache) y dispone de un nombre de host para acceder a los servicios que ofrezca su servidor virtual. Cuando te aburres de tu máquina, simplemente la desactivas, y desaparece por completo de la existencia (a menos que la configures para almacenar sus datos en alguna parte).

Es una excelente alternativa para montar servicios y aplicaciones web a un bajo costo. Puedo de manera muy sencilla tener múltiples entornos de producción, desarrollo, prueba, o lo que fuera, o utilizarlo para brindar diferentes tipos de servicios interna o externamente. Es, básicamente, una excelente manera de contar con capacidad de procesamiento sin invertir en infraestructura y a un excelente costo.

El diseño de las cosas cotidianas, 3

Este tercer y último fragmento de The Design of Everyday Things, de Donald Norman, es, sobre todo, divertido, porque intenta proyectarse a qué ocurrirá con la introducción del hipertexto en nuestra manera de aproximarnos a la escritura y la presentación lineal de información. Guarda, por supuesto, una estrecha relación con el primer y el segundo pasaje que compartí antes.

So, what do you think of hypertext? Imagine trying to write something using it. The extra freedom also poses extra requirements. If hypertext really becomes available, especially in the fancy version now being talked about – where words, sounds, video, computer graphics, simulations, and more are all available at the touch of the screen – well, it is hard to imagine anyone capable of preparing the material. It will take teams of people. I predict that there will be much experimentation, and much failure, before the dimensions of this new technology are fully explored and understood.

One thing that does bother me, however,is the belief that hypertext will save the author from having to put material in linear order. Wrong. To think this is to allow for sloppiness in writing and presentation. It is hard work to organize material, but that effort on the part of the writer is essential for the ease of the reader. Take away the need for this discipline and I fear that you pass the burden on to the reader, who may not be able to cope, and may not care to try. The advent of hypertext is apt to make writing much more difficult, not easier. Good writing, that is.

Pero tengo que decir que estoy en desacuerdo con su último punto. Me parece interesante que señale que la carga productiva ya no puede recaer en una sola persona, si no en equipos, pero no creo que la demanda de una estructura lineal se mantenga.

Por un lado, porque en el mundo del hipertexto el contenido ya no es lineal, sino interconectado: la carga para el autor no es en cómo devolverle linealidad al contenido, sino cómo orientar a un lector que puede llegar desde cualquier parte, y seguir hacia cualquier lugar. No tengo que brindar una sola linealidad a través del contenido, sino múltiples que se entrecruzan.

Segundo, porque totalmente la carga pasa al lector. El lector es ahora quien configura su camino a través del contenido, y en realidad el autor no puede detenerlo No veo esto como algo malo, sino como el empoderamiento del lector que no nace siquiera con el hipertexto (pensemos nomás en Rayuela, de Cortázar). Totalmente podemos esperar esto y lo veo más como una ganancia que como una pérdida, en la transformación del papel que juega el lector en la configuración del sentido del contenido.

El diseño de las cosas cotidianas, 2

Un segundo pasaje de The Design of Everyday Things, de Donald Norman, que sigue una línea similar al pasaje anterior en la medida en que cambios en nuestro diseño tecnológico cambian aquello que priorizamos o en lo que podemos enfocarnos al realizar una misma tarea, pero en este caso enfocado principalmente en la tarea de la escritura. Es, en cierto sentido, mcluhaniano.

With changes in writing tools, the speed of writing increases. In handwriting, thought runs ahead, posing special demands on memory and encouraging slower, more thoughtful writing. With the typewriter keyboard, the skilled typist can almost keep up with thought. With the advent of dictation, the output and the thought seem reasonably well matched.

Even greater changes have come about with the popularity of dictation. Here the tool can have a dramatic effect, for there is no external record of what has been spoken; the author has to keep everything in memory. As a result, dictated letters often have a long, rambling style. They are more colloquial and less structured – the former because they are based on speech, the latter because the writer can’t easily keep track of what has been said. Style may change further when we get voice typewriters, where our spoken words will appear on the page as they are spoken. This will relieve the memory burden. The colloquial nature may remain and even be enhanced, but – because the printed record of the speech is immediately visible – perhaps the organization will improve.

The widespread availability of computer text editors has produced other changes in writing. On the one hand, it is satisfying to be able to type your thoughts without worrying about minor typographical errors or spelling. On the other hand, you may spend less time thinking and planning. Computer text editors affect structure through their limited real estate. With a paper manuscript, you can spread the pages upon the desk, couch, wall or floor. Large sections of the text can be examinated at one time, to be reorganized and structured. If you use only the computer, then the working area (or real estate) is limited to what shows on the screen. The conventional screen displays about twenty-four lines of text. Even the largest screens now available can display no more than about two full printed pages of text. The result is that corrections tend to be made locally, on what is visible. Large-scale restructuring of the material is more difficult to do, and therefore seldom gets done. Sometimes the same text appears in different parts of the manuscript, without being discovered by the writer. (To the writer, everything seems familiar.)

Vale la pena mencionar que las pantallas de las que habla son los monitores entre los años ochenta y los noventas (en la época en que fue publicado el libro), no las pantallas gigantes con interfaces gráficas a las que estamos acostumbrados ahoras.

El diseño de las cosas cotidianas, 1

Anoche terminé de leer The Design of Everyday Things, un clásico sobre diseño centrado en el usuario para diferentes productos y tecnologías, de Donald Norman. Es un gran libro que resalta una serie de cosas que no son obvias y deberían serlo sobre la manera como el mundo a nuestro alrededor está diseñado, pero es también curioso por la manera como este libro de los años ochenta hace proyecciones o predicciones sobre cómo funcionará la tecnología en el futuro (muchas de las cuales podemos ver realizadas en productos que aparecen en los últimos años).

Quería compartir algunos fragmentos que me llamaron la atención de la última parte del libro, que es la dedicada justamente al diseño centrado en el usuario y a la manera como el diseño de nuevas tecnologías tiene un fuerte impacto en nuestra conducta cotidiana y nuestros patrones sociales, así que este es el primer fragmento de dos o tres que quiero publicar aquí.

En este fragmento, Norman habla sobre la manera como la aparición de nuevas tecnologías para la automatización de tareas mecánicas libera nuestros cerebros para encargarse de tareas más complejas y potencialmente más interesantes, algo que recientemente Clay Shirky ha explorado en su libro Cognitive Surplus.

Don’t these so-called advances also cause us to lose valuable mental skills? Each technological advance that provides a mental aid also brings along critics who decry the loss of the human skill that has been made less valuable. Fine, I say: if the skill is easily automated, it wasn’t essential.

I prefer to remember things by writing them on a pad of paper rather than spending hours of study on the art of memory. I prefer using a pocket calculator to spending hours of pencil pushing and grinding, usually only to make an arithmetic mistake and not discover it until after the harm has been done. I prefer prerecorded music to no music, even if I risk becoming complacent about the power and beauty of the rare performance. And I prefer writing on a text editor or word processor so that I can concentrate on the ideas and the style, not on making marks on the paper. Then I can go back later and correct ideas, redo the grammar. And with the aid of my all-important spelling correction program, I can be confident of my presentation.

Do I fear that I will lose my ability to spell as a result of overrealiance on this technological crutch? What ability? Actually, my spelling is improving through the use of this spelling corrector that continually points out my errors and suggests the correction, but won’t make a change unless I approve. It is certainly a lot more patient than my teachers used to be. And it is always there when I need it, day or night. So I get continual feedback about my errors, plus useful advice. My typing does seem to be deteriorating because I can now type even more sloppily, confident that my mistakes will be detected and corrected.

In general, I welcome any technological advance that reduces my need for mental work but still gives me the control and enjoyment of the task. That way I can exert my mental efforts on the core of the task, the thing to be remembered, the purpose of the arithmetic or the music. I want to use my mental powers for the important things, not fritter them away on the mechanics.

Migrar

La próxima semana me mudo a la ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Luego de muchas demoras y contratiempos, se ha vuelto por fin algo inminente. Me voy a Buenos Aires, por cuestiones de trabajo, para seguir trabajando desde allá, o bueno, en todo caso, laburando con Ashoka y el equipo que existe allá de Changemakers. Me voy con grandes expectativas de aprender muchísimo, no sólo de una ciudad que tiene muchísimo que contar y de una cultura que aunque similar es muy diferente, sino también para explorar diferentes oportunidades desde el sur del continente para el desarrollo de productos y aplicaciones tecnológicas en torno a la innovación social y el desarrollo del sector social y la sociedad civil.

Aún así, no pienso desconectarme de Lima, de la gente que aquí conozco y de los proyectos que aquí vengo trabajando o con los que vengo colaborando. De hecho espero poder volver cada cierto tiempo, y planeo estar conectado permanentemente con una serie de ideas que con varias personas estamos impulsando, y sobre las que espero poder comentar pronto con novedades tangibles.

Por otro lado, si alguien lee esto desde Bs.As. quizás pueda orientarme con algunos tips sobre la vida cultural y académica de la ciudad. Aunque de algunas cosas me he ido enterando a la distancia, espero poder llegar también para enterarme mejor de los trabajos e investigaciones que se vienen haciendo por allá sobre temas de cultura, tecnología y sociedad, de los que he visto aportes sumamente interesantes, y espero poder involucrarme directamente con la comunidad de especialistas e interesados en estos temas.

Mientras tanto, pueden esperar que quizás las próximas semanas tengan novedades un poco más infrecuentes, aunque en el transcurso de la migración espero ir compartiendo impresiones o ideas de lo que significa mirar hacia el otro lado del continente.

¿Voto electrónico?

Luego de las elecciones del último domingo y de las múltiples complicaciones que han aparecido durante el escrutinio y el anuncio de los resultados (cuya versión final aún desconocemos), mucho se ha dicho también respecto al voto electrónico. Lo cual me sorprende y me preocupa al mismo.

Me sorprende porque habría esperado que, a pesar de todo, las opiniones generalizadas estarían mucho menos a favor de implantar este tipo de mecanismos en el Perú. En general, dado que el grado de penetración de diferentes tecnologías digitales sigue siendo relativamente bajo, uno supondría que habría de por medio mayor desconfianza de parte del público. Pero, sobre todo, quizás los que más se opondrían serían los sectores del establishment político, sobre todo dentro de los partidos (no todos ellos, ni todos dentro de ellos, claro), que verían en esto la pérdida de la posibilidad de hacer jugadas en mesa que alteren los resultados electorales. No es que el fraude en votaciones electrónica sea imposible, ni que no puedan suceder irregularidades, pero con un sistema bien diseñado se tienen muchos menos puntos en la cadena del proceso electoral donde las cosas podrían fallar, y por lo mismo, muchos menos puntos donde personeros puedan esgrimir diferentes tipos de leyes y reglamentos que afecten el resultado final.

Pero me preocupa también porque no es algo que deba tomarse a la ligera ni implementarse en un sólo intento. Un sistema que maneje algo tan sensible como una votación nacional debe probarse y probarse hasta que todos estén satisfechos y, sobre todo, hasta que tengamos claramente articuladas las garantías del proceso. De ser mal implementado, lo que tendremos más bien será una caja negra donde entran votos y salen resultados y nadie entiende bien qué pasa, y las complicaciones de esto las hemos visto repetidamente en diferentes procesos electorales en Estados Unidos donde, además, hay todo un tema oscuro respecto a los contratos gubernamentales con los proveedores de los sistemas y las máquinas de votación (Diebold es quizás el proveedor de cajas electorales oscuras del cual más se ha hablado en los últimos años).

Aunque mucho se puede (y se debe) discutir al respecto, quiero mencionar solamente tres nociones que me parecen fundamentales para asegurar la transparencia e integridad del voto electrónico:

1. Rastro de papel. También conocido como el «paper trail», sirve como un mecanismo de respaldo en caso algo ocurriera con los resultados digitales. Simplemente, por cada voto emitido en las terminales digitales, se imprime un comprobante indicando la preferencia del votante. Los comprobantes se preservan y sólo se utilizan como una medida de comprobación: si los votos de una mesa o de un terminal son cuestionados, puede hacerse un conteo manual de los comprobantes en papel para verificarlos. Asimismo, puede tomarse una muestra aleatoria de terminales y revisarse su rastro de papel para garantizar el funcionamiento adecuado del sistema. Es cierto, seguimos matando árboles, pero son menos árboles y además, ya no son centrales al proceso de conteo de votos.

2. Código abierto. Esto es quizás mucho más polémico. El código que corre en los terminales de votación debe ser abierto y de libre revisión por cualquier ciudadano. Esto permite garantizar que se puedan encontrar y eliminar vacíos y problemas en el programa antes de ser ejecutado en las elecciones. De otro modo, y de manera similar a como ocurre ahora, no tenemos manera de saber qué es lo que ocurre, realmente, durante el proceso de conteo. Poder ver el código nos permite ver directamente cómo es que la máquina registra y procesa cada voto. La integridad del programa puede garantizarse asegurando que la versión compilada que ejecutan los terminales posee el mismo hash que las versiones compiladas por observadores y personeros – el hash es un código alfanumérico que sirve como la firma de un archivo digital. Si cualquier parte del archivo cambia, el hash también. Esto garantiza que todos los actores utilizan el mismo código.

3. Personeros técnicos. Ésta es una de esas cosas que me parece que consiguen equilibrar un poco la mesa de juego entre fuerzas políticas grandes y chicas. Dado que todos los terminales corren el mismo código verificado, esto hace menos necesario (pero tampoco innecesario) la presencia de personeros en todas las mesas de votación existentes, dado que la probabilidad de incidentes e irregularidades es mucho menor (porque se tienen menos puntos posibles de falla). Con lo cual un partido político podría concentrar sus recursos en armar un muy buen equipo de personeros técnicos, que no solamente evalúen todo el código abierto del software electoral, sino que además participen de todas las pruebas respectivas y puedan responder rápida y efectivamente a problemas técnicos, ya no solamente legales o procedimentales.

Creo que es importante señalar que no estoy considerando aquí cómo ni por qué el voto electrónico sería una opción mejor para un proceso electoral, a pesar de que creo que lo es, pero eso es materia para otra discusión. Lo que sí es importante señalar es que, como con casi cualquier otra solución tecnológico, no es ningún tipo de bala de plata que arregle todos los problemas: un sistema de votación electrónica bien diseñado no va a dar, mágicamente, elecciones limpias y transparentes, sino que tiene que ser un componente dentro de un diseño institucional y procedimental mucho más grande. Pero sí puede brindarnos garantías y beneficios considerables dentro de este diseño.

Pero es importante que se piense bien en la implementación, asegurando que el sistema utilizado tenga todo tipo de salvaguardas y garantías al voto y al conteo. Debidamente diseñado, no es inverosímil pensar que en algún momento del futuro sea incluso posible votar de manera asincrónica (es decir, no votando todos el mismo día, sino en un rango de tiempo), o incluso votando desde tu casa vía Internet. Podría suceder.

Conectar a los usuarios del transporte público

Acabo de pelearme, una vez más, con el chofer y el cobrador de un micro, en la Avenida Arequipa. El motivo fue que el susodicho micro decidió no parar en un lugar que, de hecho, era un paradero, para luego dejarme dos cuadras más allá bajo el argumento de que sólo podía parar en los paraderos.

La discusión fue insoportable, más aún porque me di cuenta de que no llegaría a nada. Pero caminando de regreso a mi casa me puse a pensar de que debería haber alguna manera de que los usuarios pudieran hacer algo al respecto. Debería haber no sólo una manera de castigar a las unidades de transporte público que funcionan mal, así como de recompensar a las unidades de transporte público que funcionan muy bien. Porque las hay – de vez en cuando, uno se encuentra con un micro donde el cobrador lo trata a uno con respeto, el chofer no maneja como psicópata y para donde debe, a uno le cobran tarifas razonables e incluso, por la buena onda, uno está dispuesto a pagar. Ese tipo de buen trato debería ser reconocido y recompensado por los usuarios y por la ciudad, y ese reconocimiento junto con un sistema de incentivos debería poder, luego de algunas iteraciones, mejorar la calidad de las unidades y del servicio de transporte público en Lima.

Puede que todo esto esté mal, pero se me ocurrió lo siguiente: un simple número de teléfono al cual se le pueden enviar mensajes de texto. Cuando uno quiere denunciar una unidad por mala calidad del servicio, envía un mensaje con la palabra DENUNCIA y la placa de la unidad a este número. El sistema recibe el mensaje de texto, identifica la unidad (lo cual requiere una base de datos con información de todas las unidades), y registra la denuncia realizada. Debido a que es demasiado sencillo presentar una «denuncia» de esta manera, necesitamos más valores para que sea realmente válida y demuestre, además, un mala calidad sistemática en lugar de sólo un encontronazo con un pasajero o un mal día. De modo que, digamos, una vez que la unidad acumula 10 o 20 denuncias presentadas vía SMS, la unidad recibe una multa fuerte o, incluso, le es retirada la licencia (OK, esto es un poco drástico, digamos que primero recibe una advertencia y luego pierde la licencia). Cuando la sanción es aplicada, todos los denunciantes reciben un mensaje de texto informándoles de la acción que fue tomada.

Pero esto me gusta más aún como un sistema de incentivos. Igual que arriba, un mensaje de texto es enviado a un número indicando algo como la palabra RECONOCE y la placa de la unidad. La base de datos identifica la unidad y mantiene un registro de la fecha y hora del reconocimiento. Una vez que la unidad recibe suficientes muestras de reconocimiento – de nuevo, 10 o 20, quizás – la unidad recibe acceso a algún tipo de beneficios: podría ser un incentivo tributario, un premio en efectivo, acceso a promociones especiales, y sobre todo, reconocimiento del municipio. De nuevo, también, los usuarios que reconocieron la calidad del servicio son informados del incentivo otorgado.

Quizás hayan notado que hablo siempre de «la unidad» – esto es principalmente por mi propio desconocimiento de cómo funciona el sistema, entre compañías de transporte, dueños de unidades, y choferes como diferentes actores, no sé bien hacia dónde debería caer la culpa o el beneficio. Así que lo dejo a mejores mentes que la mía para descifrarlo.

En fin, es una idea para un sistema muy simple, que conseguiría usar una tecnología abiertamente disponible para habilitar a los usuarios mismos a fiscalizar, en alguna medida, el transporte público en la ciudad. Y además le da a los usuarios mismos el circuito de retroalimentación para ver cómo la ciudad recibe sus opiniones y actúa sobre ellas.