Un Windows para cada niño

Me entero por el blog de Eduardo Villanueva -aunque creo haberlo visto también mencionado en Engadget– que Perú es el primer país en adquirir 100 mil OLPCs, las famosas laptops de $100, con  Windows XP en lugar del Sugar OS, la variante de Linux que traían originalmente. (El Útero también tiene un comentario al paso sobre el tema.)

El hecho de que la opción misma exista es controversial, pero escapa un poco a nuestro ámbito. El asunto más local es que esta adquisición refleja la completa falta de comprensión del proyecto, o al menos de su intención original, por parte de las autoridades encargadas en el Ministerio de Educación. Básicamente esto se convirtió en la compra de 100 mil juguetitos verde fosforescente, totalmente desprovistos del potencial intrínsecamente revolucionario que tenía el concepto original.

Me pongo así un poco radical porque todo el chongo de la XO-1 era, precisamente, el que era maleable: el usuario, el niño que jugara con ella, tenía en sus manos acceso a todo el sistema, a desarmarlo, entenderlo, rearmarlo, destruirlo si quería. Era software libre, que le permitía un acceso que no sólo incrementaba su conocimiento sobre el aparato, sino que modificaba su actitud hacia la tecnología. Difundía a gran escala la idea de que la información estaba allí para jugar con ella, para hacerla más interesante. Ahora, sólo difunde los horribles botones Fisher Price de Windows XP y un sistema operativo que decide las cosas por ti, y encima, las decide mal.

Ahora, acá me vuelvo un poco loco: con esta decisión, el gobierno no estaría sino cimentando a largo plazo aquello que ya es moneda corriente hoy. La información no es pública, el ciudadano no tiene derecho a inmiscuirse en las misteriosas maquinaciones de un sistema que le debe ser ajeno en todo sentido. La decisión de inutilizar el sentido profundo de la XO-1 es la manifestación tecnológico-educativa de la reacción a la formidable campaña Adopta un Congresista (a la cual si no me he sumado aún es porque no consigo tiempo para buscar un fax). En la misma medida, el Congreso cierra filas para preservar la oscuridad, de la misma manera que el Windows XP cierra los puertos para que los niños no puedan saber, nunca, qué es lo que está pasando detrás del velo de la ignorancia.

Todo es consistente.

La información quiere ser libre.

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